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miércoles, 27 de febrero de 2008

Instintos

Un destello de luz ilumina mi mente y paso de ser la protagonista de la escena a ser una mera espectadora, y me veo ahí, sentada en el water, medio desnuda, chupándote la polla y masturbándome mientras me magreas las tetas.
"¿Qué estoy haciendo aquí"- me pregunto instantes antes de que empieces a tironear suavemente de mis pezones haciendo que desaparezca el instante de lucidez. Un zigzagueo de placer me recorre de arriba abajo, de abajo a arriba.
Entreabro los ojos y tu cara es pura mueca. Me excita verte así e incremento la presión de mis labios en la base de tu sexo. Se te escapa un gemido.
"Te juro que va a ser la mejor mamada de tu vida"- pienso y me concentro en besar, lamer y chupar tu polla como si fuera la cosa más importante del mundo sin dejar de acariciarme el clítoris cada vez más hinchado y sensible.
El ruido de la puerta del lavabo abriéndose y cerrándose, toses, voces, el agua corriendo por el lavamanos llega hasta a mi amortiguada, como para recordarme donde estoy. Mi mente los descarta y se recrea en el sonido de mi boca succionándote, tus jadeos ahogados, mis gritos silenciados.
Me invade tu olor, el olor de tu sexo pegado a mi nariz. Empiezo a temblar cuando cojes mi cabeza y empiezas a follarme la boca con un ritmo frenético sin dejar de pellizcarme los pezones. Noto ese sabor salado que anuncia que ya no puedes más y me dejo llevar. El goze es indescriptible e intento alargarlo presionando con fuerza con el índice en ese punto exacto que me hace perder la razón.
Con un rugido ahogado te derramas en mi boca. Nos miramos con deseo y te separas de mi. Me abrazas y besas con ansia, tu lengua busca la mía y ambas se pierden en una mezcla explosiva de saliva y semen.
Me aprietas contra ti sin dejar de besarme, lamiendo el líquido viscoso que se escurre por mi barbilla, mordiéndome los labios. Tu sexo se endurece contra mi vientre. Te deseo.
Separarse resulta casi doloroso pero me apartas con suavidad, me giras de espaldas a ti y me inclinas dejando mi cabeza pegada a la tapa del water. Es curioso como en un momento así soy capaz de fijarme en cosas tan absurdas como la suciedad del suelo o las juntas ennegrecidas del alicatado de la pared.
No logro silenciar un gemido cuando me penetras. Afuera se oyen unas risas y pasos apresurados hacía la puerta. Me follas con fuerza sujetándome firmemente por las caderas. Hace mucho calor, estamos empapados. Me agarro con fuerza a la taza del inodoro para no caerme, cada vez empujas más fuerte como adivinando que quiero más, que lo quiero todo. Me derrito y me muerdo los labios para no gritar. El mundo desaparece. Todo es placer. Con un gemido caes sobre mi. Palpitas, palpito y permanecemos así hasta acompasar la respiración.
El momento paso, la realidad se impone y me besas suavemente antes de decirme que tienes que irte.
Nos limpiamos como podemos, nos vestimos y sales tu primero para comprobar que no hay nadie fuera. Atravieso corriendo el lavabo de hombres y entro en el de mujeres para retocarme un poco. Quizás un poco de pintalabios y perfume logre alejar de mi esa sensación de suciedad que empieza a invadirme. Recuerdo tu cara cuando te corrías y un hormigueo agradable se instala en mi vientre.
Me acompañas al metro.
-Espero verte pronto- dices dándome un beso en la mejilla.
-Yo también- contesto a media voz mientras empiezo a bajar la escalera, deseando dar la vuelta y que me folles otra vez.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tremendo post!!

De verdad vives y sientes así este tipo de situaciones?

A mi siempre me ha dado la sensación de que mis ocasionales parejas aceptan estos -para mi memorables- encuentros por un "no decir que no". Me gustaría pensar que es posible que los disfuten tanto como yo.

La próxima vez que me encuentre encerrado en un baño....pensaré que quizá la otra persona eres tu!!

Venus dijo...

wowwww me E N C A N T O !

Me imagine a mi misma en esa situación wowww de verdad que me gustaría experimentar de esa manera.