Nota: Este relato lo escribí en catalán por lo que he decidido traducirlo y poner las dos versiones. Espero que os guste aunque sea un poco más moderado de los que he publicado hasta ahora.
Versión en castellano
Los labios de un tono cereza oscuro previamente perfilados y para acabar, un poco de brillo. Ahora quitar el exceso de grasa con ayuda de un trozo de papel higiénico y a continuación volver a perfilar con cuidado. Según Eva, esta es la forma de conseguir unos labios irresistibles y casi permanentes. Justo lo que necesito esta noche.
Ahora los ojos, lo haré a mi manera aunque no quede tan perfecto, de todas formas con las gafas tampoco se nota tanto. Un poco de sombra marrón oscura cerca de las pestañas y por encima amarrillo mezclado con rosa en dirección a las cejas. Perfilar el párpado inferior con lápiz negro y una buena capa de rimel. ¡Ya esta! No ha quedado tan mal. Hasta parezco guapa y todo.
Son las ocho y aún no me he vestido y Adrián me espera a las nueve en la otra punta de la ciudad. He de darme prisa. No puedo llegar tarde a nuestro primer encuentro y que se lleve una mala impresión. ¿Qué perfume me pongo? No sé si le gustan o no los olores fuertes. ¡A mí me encantan! Decidido, me pondré el que me regalo Nieves para mi cumpleaños. Huele como a Oriente, un olor sensual y él... ¿No dice siempre que soy la mujer más sensual que ha conocido en su vida? Claro que, nunca me ha visto. Su opinión viene condicionada por un par de fotos y nuestras conversaciones diarias. ¿Y si no le gusto? Mejor le llamo y le digo que no puedo ir. ¡Esto es una locura! No, no puedo hacer eso. Ha venido expresamente para que nos conociéramos. Sería una putada darle plantón. Además fui yo quien provocó este encuentro. Fue mi mano la que escribió: “Coge el avión y ven a rescatarme, me ahogo” Lo que no podía imaginarme es que se lo tomara al pie de la letra y viniera de verdad.
He de darme prisa. Un poco de vaselina detrás de las orejas, cuello, muñecas, pliegue de los codos y entre los pechos i el perfume por encima. Así dura el doble y si no dura me da igual. Mi madre lo hacía así y yo sigo la tradición. ¿Qué pensaría mi madre de lo que estoy a punto de hacer? Me echaría la bronca. Me diría que tengo la cabeza llena de pájaros y que sólo busco problemas en vez de disfrutar de la vida tranquilamente.
Esta es la cuestión. ¿Cómo se disfruta de la vida tranquilamente? Yo no sé hacerlo. No me llena el hecho de tener un buen trabajo, un piso agradable, un hijo inteligente y un buen marido. Necesito un poco de aventura, algo que me saque de la rutina. No pido cosas demasiado sofisticadas. Me conformaría con que Manuel me sorprendiera de vez en cuando con una flor, una cena sorpresa (aunque fuera en el bar de la esquina), entradas para el cine... ¡Qué sé yo! ¡Cualquier detalle por pequeño que fuera! La rutina me ahoga y nadie se da cuenta excepto Adrián.
Las ocho y media y aún sin vestirme. No sé si ponerme el vestido negro largo o los pantalones de lycra con el top rojo. Las dos cosas me quedan mal. Tengo que adelgazar. El lunes empiezo y esta vez será de verdad aunque... Hace más de cuatro años que empiezo la dieta el lunes y la acabo el martes. Me falta motivación, alguien que me apoye. ¿Cómo se puede hacer una dieta si los que viven contigo no paran de comer? Todo el día masticando algo. Que si patatas fritas, que si palomitas, caramelos, pastelitos... ¡Cómo ellos no se engordan! Al final acabo picando yo también y después me entra un enorme sentimiento de culpabilidad y me enfado, y como estoy enfadada como para tranquilizarme y vuelta a empezar. Pero como explicárselo a ellos si no entienden nada y lo único que dicen es que cada uno es como es y no hay que darle más vueltas. ¿Cómo quieren que no le dé vueltas si cuando voy a comprar ropa todo lo que me gusta no pasa de la talla 38? Al final acabo en tiendas especializadas en tallas grandes y allí sólo hay ropa de vieja. Nada moderno ni atrevido. Se creen que por estar gorda ya no tengo derecho a llevar ropa extremada. Yo lo necesito. Quiero que los hombres me deseen, que se enamoren de mis curvas, que me hagan sentir sexy. Me pondré los pantalones de lycra y top rojo y debajo... Un tanga negro, nada de sujetador. ¡Adrián se volverá loco!
El siempre dice que soy la mújer más atractiva que conoce y que mi físico no es importante, que lo que importa realmente es mi personalidad. A mi tampoco me importa que el sea bajito ni que tengo unos años más que yo. Nunca le he dado importancia al físco. Es más, no me gustan los típicos “guaperas”. No me inspiran confianza. Quizás es por mi falta de autoestima, pero creo y pienso que no me equivoco mucho, que las personas normalitas o feas tenemos más cosas para ofrecer. Como siempre hemos sabido que nuestro físico no es ninguna maravilla hemos desarrollado mucho más el interior, los sentimientos.
Siempre hay excepciones, claro. Mi marido pertenece al grupo de las excepciones. Es pobre tanto de físico como de pensamiento. Y con esto, no quiero decir que sea tonto ni mucho menos, si no que se ha olvidado de que las cosas que no se ejercitan se oxidan. Él es un buen hombre oxidado por la rutina, y es feliz.
Cuando lo conocí no era así. Nos pasábamos horas y horas hablando de cualquier cosa y haciendo el amor desesperadamente. ¡Nos deseábamos tanto! Hacíamos proyectos de futuro juntos. Éramos felices ¿Cómo imaginar que tan solo eran castillos de arena que el tiempo se encargaría de deshacer? Ahora sólo hablamos de trabajo, hacemos el amor cada seis meses y ni siquiera es un acto de amor. Es mas bien como el tributo que hemos de pagar por el hecho de estar casados. El no tiene proyectos y yo sólo pienso en el divorcio.
Las nueve menos cuarto, llegaré tarde. ¿Dónde he puesto las sandalias negras? Nunca encuentro nada cuando tengo prisa. Ya las veo, al fondo del armario. ¿Dónde más podían estar? Un último repaso antes de salir. Maquillaje, bien. Ropa, bien. Perfume, bien. El pelo, perfecto, Ana tiene unas manos mágicas. ¡Valió la pena estar tres horas en la peluquería! Ahora el collar de terciopelo negro y los pendientes de plata largos para que resalten el cuello. ¿Se atreverá a besarlo? Espero que sí. ¡Me muero de ganas! Si me lo hubieran dicho hace unos meses no me lo hubiera creído. ¿Cómo es posible tener una relación con alguien que casi no conozco de nada?
Adrián salió de la nada una noche de un domingo cualquiera hace un año. Me gustó su forma de hablar. Lo encontré interesante pero nunca hubiera pensado que significara tanto en mi vida. Nuestra relación creció al mismo tiempo que se hundía mi matrimonio. No le quiero, lo tengo claro o al menos creo que lo tengo claro. En todo caso es una forma de amor que no tiene nada que ver con la típica de pareja. Confío totalmente en él, es difícil saber el por qué. Cuando empezamos ha hablar me olvido de los miedos y los complejos. Me dejo ir. Sé que puedo contar con él para cualquier cosa y eso me hace sentir fuerte.
Ya he llamado al taxi. Iré bajando no sea que se vaya sin mi y entonces si que la hemos hecho buena. Ha sido un auténtico reto planificar este encuentro. El niño se ha ido a pasar el fin de semana con los abuelos. Eso ha sido fácil, pero con Manuel casi pierdo la esperanza. No encontraba la excusa perfecta. Supongo que por falta de práctica. Montones de preguntas han caido sobre mí estos últimos días. Al final le he dicho que voy a una despedida de soltera de una compañera de trabajo. Cena, fiesta, pasar la noche en un hotel y playa mañana. Eso me da un amplio margen por lo que pueda pasar. Si todo va bien será un fin de semana mágico con Adrián si no, siempre puedo volver a casa diciendo que me encuentro mal.
Manuel desconfía de mí y tiene razón aunque yo no le he engañado nunca, al menos de forma tradicional. Creo que si lo hago hoy es porque él me ha empujado ha hacerlo. Su actitud me ha hecho desear hacer realidad lo que hasta ahora sólo era una fantasía.
Es curioso eso de las fantasías. Siempre he tenido. Forman parte de mi personalidad y me sirven de estímulo para seguir viviendo. Cuando era pequeña, mi juego preferido era simular películas. Repartíamos los personajes y nos inventábamos una historia. Cada rincón del patio del colegio era un escenario donde transcurrían nuestras aventuras. Había un pequeño problema, como la escuela era sólo para niñas, los papeles masculinos no tenían mucho éxito. Todas querían papeles femeninos. A mí no me importaba y solía ser siempre el protagonista masculino. Me gustaba. Eran unos personajes importantes que a diferencia de los femeninos, tomaban decisiones que hacían cambiar el juego continuamente. Tenía sólo seis o siete años. Todavía no sabía que eso era una actitud machista. Lo encontraba normal y seguía las reglas del juego. Habían de pasar todavía unos años antes de que empezara a revelarme contra el sistema.
De aquellos años de infancia tengo un recuerdo especial: el momento en el que descubrí mi sexualidad. Fue una cosa totalmente fortuita y hasta unos años más tarde no sabría que a eso se le llamaba masturbación.
Fue el día siguiente a Reyes. Me habían regalado un muñeco precioso, un bebé que hacía pipí cuando le dabas el biberón. Todas las niñas de la calle tenían uno igual y nos esmerabamos en demostrar que éramos las mejores madres del mundo. La escalera de Rosario era nuestra casa. Allí cambiabamos pañales, dabamos el biberon, jugabamos con nuestros bebés sintéticos y los poníamos a hacer la siesta. Como el niño no se dormía nosotros nos tumbábamos a su lado simulando que dormíamos.
Me estiré al lado del muñeco. La falda se me había levantado un poco haciendo que mis piernas desnudas estuvieran en contacto con el suelo frío. Me gustó esa sensación. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al mismo tiempo que sentía una cosa extraña en mi sexo, el “rin”como le llamabamos nosotras. Me gire boca abajo y metí una mano por dentro de las braguitas. ¡Estaba mojada! Me asusté. ¿Cómo se me había escapado el pipi? Mis amigas se reirian de mí y mi madre se enfadaría mucho. Acerqué el dedo mojado a la nariz. No olía a pipí. Era otra cosa. El calor en mi sexo se había incrementado y empezaba a tener algo parecido a un picor. Con cuidado para que no me vieran mis amigas me bajé un poco las braguitas. Pensaba que con el frío del suelo el picor desaparecería. Se me puso la piel de gallina, pero era muy agradable y si me movía un poco todavía más. Ninguna de mis amigas se dió cuenta y continuamos jugando toda la tarde como si nada.
No se lo expliqué a nadie. Tenía la impresión que eso era una cosa que no debía estar bien. No se podía hablar del “rin” o del “gusanito” de los niños porque eran cosas sucias.
Por la noche lo repetí descubriendo con sorpresa que dentro de la cama caliente también funcionaba. Desde ese día mis manipulaciones las hacía siempre a la noche. Mi hermano dormía en la cama de al lado pero era demasiado pequeño para darse cuenta. Ahora sé que todos los niños se tocan, “exploración” dicen los pediatras. Con el tiempo estos tocamientos desaparecen hasta llegar a la pubertad. En mi caso no fue así. Cada día me acariciaba hasta dormirme. Era fácil, no necesitaba imaginar nada porque era un simple acto físico. Un instinto.
A los doce años me operaron de apendicitis y en el tiempo que estuve en casa sin ir al colegio descubrí que me gustaban las novelas de miedo que leía mi madre. Hacía años que cada sábado íbamos a una tienda a canviar cómics i novelas. Siempre nos gustó leer en casa. Cada uno sus cosas, claro. Las novelas de mi madre eran de amor y de miedo. Nunca les había hecho caso, pero despues de la operación estaba tan aburrida que me dió por leer una de miedo. Fue uno de los descubrimientos más importantes de mi vida.
Trataba de un grupo de excursionistas que llegaban a una casa enorme en medio del bosque para pedir ayuda. Su autobus se había roto. Allí vivían un grupo de gente muy rara lideradas por un chico que decía ser hijo del diablo. Os podeís imaginar el resto. Entre asesinato y asesinato había toda clase de escenas sexuales.
Desde entonces cada vez que me masturbaba imaginaba cosas como las que había leído y todavía lo hago aunque no lo sepa nadie. No hay fantasía que me provoque más placer que imaginarme atada de manos y pies y violada por dos hombres que no paran de decirme obscenidades todo el tiempo.
Muchas veces se lo he querido explicar a mi marido pero no me he atrevido. Él es demasiado sencillo para entenderlo. Si ya me mira mal cuando le pido que me ate y me lama todo el cuerpo o que me tape los ojos y me diga cualquier guarrada mientras me hace el amor. ¿Cómo confesarle que me masturbo regularmente y lo hago con fantasías masoquistas?
Mi fantasía con Adrián no es de ese tipo. Simplemente nos damos placer mutuamente sin pensar en nada más. Es increible el grado de complicidad que hemos llegado a tener a pesar de que yo no facilito mucho las cosas. Mi timidez muchas veces es como un muro que cuesta tirar a tierra. Pero él sabe como hacerlo.
Se que puede parecer de locos masturbarse delante de una pantalla de ordenador escribiendo y leyendo las sensaciones que tenemos uno y otro. O encerrarse en el baño con el telefono para compartir nuestros gritos de placer al llegar al orgasmo.
Y si a eso se le añade, los sms continuos con alguna petición morbosa. Como la de quitarme el sujetador en el baño de la oficina y pellizcarme los pezones, o ir de compras sin ropa interior, o llevar puestas unas bolas chinas cenando en casa de mi cuñada.
Cada proposición era más excitante que la anterior y estaba deseando hablar con él para contarle que habia sentido en esos momentos y que me hiciera volar con sus palabras.
No es solo sexo lo que compartimos. También nuestras vidas, con alguna diferencia, coinciden. No sé porque es más fácil confiar los problemas a una persona ajena a tu entorno. Me gusta explicarle mis cosas. Supongo que para aligerar la carga de estar todo el tiempo reprimiendo los sentimientos reales. Primero pensé que me estaba enamorando. ¡Hacía tanto tiempo que no hablaba con nadie de una forma tan desnuda y sincera! Me dio miedo y estuve a punto de dejarlo correr todo y desaparecer. No he soportado nunca la cobardía, así que continué con las conversaciones y el tiempo se encargó de ponerlo todo en su sitio. No estoy enamorada de Adrián simplemente lo deseo. Deseo desesperadamente hacer el amor con él. Sentir sus labios sobre los míos, su piel, su aliento.
Ya ha llegado el taxi. Le doy la dirección del hotel al chofer que me mira con una sonrisa maliciosa como si adivinara que es lo que estoy a punto de hacer. No hay marcha atras. Hoy conocere a Adrian. Hoy mis fantasias seran realidad.
Versión en catalán
Els llavis d'un to cirera fosc prèviament perfilats i per acabar, una mica de brillantor. Ara treure l'excés de greix amb l'ajuda d'un tros de paper higiènic i a continuació tornar a perfilar amb cura. Segons l'Eva, aquesta es la manera d'aconseguir uns llavis irresistibles i gairebé permanents. Just el que necessito aquesta nit. Ara els ulls, ho faré a la meva manera encara que no quedi tan perfecte, de totes maneres amb les ulleres tampoc es nota tant. Una mica de ombra marro focs a prop de les pestanyes i sobre d'aquest, groc barrejat amb rosa en direcció a les celles. Perfilar la parpella inferior amb llapis negre i una bona capa de rímel. Ja esta! No ha quedat tan malament. Fins i tot semblo maca i tot.Son les vuit i encara no me vestit i l'Adrià m'espera a les nou a l'altre punta de la ciutat. He d'afanyar-me. No puc arribar tard al nostre primer encontre i que es porti una mala impressió. Quin perfum em poso? No tinc ni idea si li agraden o no les olors fortes. A mi m'encanten! Decidit, em posaré el que em va regalar la Neus pel meu aniversari. Fa una olor com d'Orient, una olor sensual i ell... No diu sempre que soc la dona mes sensual que ha conegut en tota la seva vida? Clar que, mai m'ha vist. La seva opinió ve condicionada per un parell de fotos i les nostres conversacions diàries. I si no li agrado? Millor el truco i li dic que no puc anar-hi. Això és una bogeria! No, no puc fer això. Ha vingut expressament per que ens coneixem. Seria una putada deixar-li plantant. A més vaig ser jo qui va provocar aquest encontre. Va ser la meva ma la que va escriure: "Agafa l'avio i vine a rescatar-me, m'ofego" El que no em podia imaginar es que s'ho prengués al peu de la lletra i vingués de veritat.
He d’afanyar-me. Una mica de vaselina darrere de les orelles, al coll, als canells, al plec dels colzes i entremig dels pits i el perfum a sobre. Així dura el doble i si no dura m’és igual. La meva mare ho feia així i jo segueixo la tradició. Que pensaria la meva mare del que estic a punt de fer? M’escridassaria de valent. Em diria que tinc el cap ple d’ocells i que només em busco problemes en comtes de gaudir la vida tranquil·lament. Aquesta es la qüestió. Com es pot gaudir de la vida tranquil·lament? Jo no se fer-ho. No m’omple el fet de tenir un bon treball, un pis agradable, un fill intel·ligent i un home bo. Necessito una mica d’aventura, alguna cosa que em tregui de la rutina. No demano coses massa sofisticades. Em conformaria amb que Manel em sorprengués de tant en tant amb una flor, un sopar sorpresa (encara que fos al bar de la cantonada), entrades pel cinema... Que se jo! Qualsevol detall per petit que fos! La rutina m’ofega i ningú s’adona excepte l’Adrià.
Dos quarts de nou i encara sense vestir-me. No se si posar-me el vestit negre llarg o els pantalons de lycra amb el top vermell. Les dues coses em queden fatal. He d’aprimar-me. Dilluns començo i aquest cop serà de veritat encara que...fa mes de quatre anys que començo la dieta el dilluns i l’acabo dimarts. Em falta motivació, algú que em faci costat. Com es pot fer una dieta si els que viuen amb tu no paren de menjar? Tot el dia mastegant alguna cosa. Que si patates fregides, que si crispetes, caramels, pastissets...¡Com que ells no s’engreixen! Al final acabo picant jo també i desprès m’agafa un sentiment de culpabilitat enorme i m’enfado, i com que estic enfadada menjo per tranquil·litzar-me i tornem a començar. Però que els he d’explicar a ells si no entenen res de res i l’únic que saben dir es que cadascú es com es i no s’han de donar més voltes. Com volen que no li doni voltes si quan vaig a comprar roba tot el que m’agrada no passa de la talla 38? Al final acabo a les botigues especialitzades en talles grans i allà només hi ha roba de iaia. No hi ha res modern ni atrevit. Es pensen que pel fet d’estar grassa no tinc dret a portar roba extremada. Jo ho necessito. Vull que els homes em desitgin, que s’enamorin de les meves corbes, que em facin sentir sexy. Em posaré els pantalons de lycra i el top vermell i a sota... Un tanga negre, res de sostenidors. A l’Adrià el farà tornar boig!
Ell sempre diu que soc la dona més atractiva que coneix i que el meu físic no és important, que el que importa realment es la meva personalitat. A mi tampoc em fa res que ell sigui baixet ni que tingui uns quants anys més que jo. Mai li he donat importància al físic. Es mes, no m’agraden els típics “guaperas”. No m’inspiren confiança. Potser es per la meva falta d’autoestima, però crec i penso que no m’equivoco gaire, que les persones normaletes o lletges tenim més coses per oferir. Com que sempre hem sabut que el nostre físic no era cap meravella em desenvolupat molt mes l’interior, els sentiments.
Sempre hi ha excepcions, es clar. El meu home pertany al grup de les excepcions. Es pobre tant de físic com de pensament. I amb això, no vull dir que sigui tonto ni molt menys, sinó que s’ha oblidat de que les coses que no s’exerciten es rovellant. Ell es un bon home rovellat per la rutina, i es feliç.
Quan el vaig conèixer no era pas així. Ens passàvem hores i hores parlant de qualsevol cosa i fent l’amor desesperadament. Ens desitjàvem tant! Fèiem projectes de futur junts. Érem feliços. Com imaginar que tan sols eren castells de sorra que el temps s'encarregaria d'arrossegar? Ara només parlem de feina, fem l'amor cada sis mesos i ni tan sols es un acte d'amor. Mes aviat és com un tribut que em de pagar pel fet d'estar casats. Ell no te projectes i jo només penso en el divorci.Tres quarts de nou, arribaré tard. On he ficat les sandàlies negres? Mai trobo res quan tinc pressa. Ja les veig, al fons de l'armari. On més podien estar? Un últim repàs abans de sortir. Maquillatge, bé. Roba, bé. Perfum, bé. El cabell, perfecte, l'Anna te unes mans màgiques. Va valdre la pena estar-se tres hores a la perruqueria! Ara el collaret de vellut negre i les arrencades de plata llargues perquè ressaltin el coll. S'atrevirà a petonejar-lo? Espero que si. Em moro de ganes! S'hi m'ho haguessin dit fa uns mesos no m'ho hauria cregut. Com es possible tenir una relació tan forta amb algú que gairebé no conec de res? L'Adrià va sortir del no res una nit d'un diumenge qualsevol fa un any. Em va agradar la seva manera de parlar. El vaig trobar interessant però mai hauria pensat que signifiques tant a la meva vida. La nostre relació va anar creixent al mateix temps que s'enfonsava el meu matrimoni. No l'estimo això, ho tinc clar o almenys crec que ho tinc clar. En tot cas es una forma d'amor que no te res a veure a la típica de parella. Confio totalment en ell, és difícil saber per què. Quan comencem a parlar m'oblido de les pors i dels complexes. Em deixo anar. Se que puc comptar amb ell per qualsevol cosa i això em fa sentir forta.
Ja he trucat al taxi. Aniré baixant no sigui que marxi sense mi i llavors si que l'haurem fet bona. Ha estat un autèntic repte planificar aquest encontre. El nen s'ha anat a passar el cap de setmana amb els avis. Això ha estat fàcil, però amb el Manel gairebé perdo l'esperança. No trobava l'excusa perfecta. Suposo que per falta de practica. Un munt de preguntes ha caigut sobre mi aquests últims dies. Al final l'he dit que vaig a un comiat de soltera d'una companya de feina. Sopar, festa, passar la nit a un hotel i platja demà. Això em dona un marge ampli pel que pugui passar. Si tot va be serà un cap de setmana màgic amb l'Adrià sinó, sempre puc tornar a casa dient que em trobo malament.
En Manel desconfia de mi i te tota la raó encara que jo no l'enganyat mai, almenys de la manera tradicional. Crec que si ho faig avui es perquè ell m'ha empés a fer-ho. La seva actitud m'ha fet desitjar fer realitat el que fins ara només era una fantasia.
Es curiós això de les fantasies. Sempre n'he tingut. Formen part de la meva personalitat i em serveixen d'estímul per seguir vivint. Quan era petita el meu joc preferit era simular pel·lícules. Repartíem els personatges i ens inventàvem una història. Cada racó del pati del col·legí era un escenari on transcorrien les nostres aventures. Hi havia un petit problema, com que l'escola era només per nenes, els papers masculins no tenien gaire èxit. Totes volien papers femenins. A mi no m'importava i solia ser sempre el protagonista masculí. M'agradava. Eren uns personatges importants que a diferencia dels femenins, prenien decisions que feien canviar el joc contínuament. Tenia només sis o set anys. Encara no sabia que això era una actitud masclista. Ho trobava normal i seguia les regles del joc. Encara havien de passar uns anys abans que comences a revelar-me contra el sistema.
D'aquells anys d'infància tinc un record especial: el moment en que vaig descobrir la meva sexualitat. Va ser una cosa totalment fortuïta i fins uns anys mes tard no sabria que d'això s'en deia masturbació.
Va ser el dia següent als Reis. M'havien regalat un ninot preciós, un nadó que feia pipí quan li donaves el biberó. Totes les nenes del carrer tenien un igual i ens afanyàvem per demostrar que érem les millors mares del mon. L'escala de la Roser era la nostre caseta. Allà canviàvem bolquers, donàvem el biberó, jugàvem amb els nostres nadons sintètics i els posàvem a fer la migdiada. Com que el nen no s'adormia nosaltres ens tombàvem al seu costat simulant que dormíem.
Em vaig estirar al costat del nino. La faldilla se m'havia aixecat una mica fent que les meves cames nues estiguessin en contacte amb el terra fred. Em va agradar aquesta sensació. Un calfred va recórrer el meu cos al mateix temps que sentia una cosa estranya al meu sexe, el "rin" com li dèiem nosaltres. Em vaig girar panxa avall i vaig ficar una ma per dins les meves calçetes. Estava mullada! Vaig tenir un ensurt. Com se m'havia escapat el pipí? Les meves amigues es riurien de mi i la meva mare s'enfadaria molt. Vaig apropar el dit moll al meu nas. No feia olor de pipí. Era un altre cosa. La calor del meu sexe s'havia incrementat i a més començava a tenir quelcom semblant a un picor. Amb compte per que no hem veiessin les meves amigues vaig baixar-me les calçetes una mica. Pensava que amb la fredor del terra aquest picor desapareixeria. S'hem va posar la pell de gallina, però era molt agradable i si em movia una mica encara més. Cap de les meves amigues es va adonar i vam continuar jugant tota la tarda com si res.
No li vaig explicar a ningú. Em feia la impressió que això era una cosa que no devia d'estar be. No es podia parlar del "rin" o del "gusanet" dels nens perquè eren coses brutes.
A la nit ho vaig repetir descobrint amb sorpresa que dins el llit calent també funcionava. Des de aquell dia les meves manipulacions les feia sempre a la nit. El meu germà dormia al llit del costat però era massa petit per adonar-se'n. Ara se que tots els nens es toquen, "exploració" diuen els pediatres. Amb el temps aquests tocaments desapareixen fins arribar a la pubertat. En el meu cas no va ser així. Cada dia m'acariciava fins adormir-me. Era fàcil, no necessitava imaginar res perquè era un simple acte físic, un instint.
Als dotze anys em van operar d'apendicitis i en el temps que vaig estar a casa sense anar a escola vaig descobrir que m'agradaven les novel·les de por que llegia la meva mare. Feia anys que cada dissabte anàvem a una botiga a bescanviar còmics i novel·les. Sempre ens ha agradat llegir a casa. Cadascú les seves coses es clar. Les novel·les de la meva mare eren d'amor i de por. Mai els hi havia fet cas, però després de l'operació estava tan avorrida que em va donar per llegir una de por. Va ser un dels descobriments mes importants de la meva vida.
Tractava d'un grup d'excursionistes que arribaven a una casa enorme en mig del bosc per demanar ajuda. El seu autobús s'havia espatllat. Allà vivien un grup de gent molt rara liderats per un noi que deia ser el fill del diable. Us podeu imaginar la resta, entre assassinat i assassinat hi havia tota classe d'escenes sexuals.
Des de llavors cada cop que em masturbava imaginava coses com les que havia llegit i encara ho faig encara que no ho sap ningú. No hi ha fantasia que em provoqui mes plaer que imaginar-me lligada de mans i peus i violada per dos homes que no paren de dir-me obscenitats tot el temps.
Molts cops li he volgut explicar al meu home però no m'he atrevit. Ell es massa senzill per entendre-ho. Si ja em mira malament quan li demano que em lligui i em llepi tot el cos o que em tapi els ulls i em digui qualsevol guarrada mentre em fa l'amor. Com confessar-li que em masturbo regularment i ho faig amb fantasies masoquistes?
La meva fantasia amb l'Adrià no és d'aquest tipus. Simplement ens donem plaer mútuament sense pensar en res mes. Es increïble el grau de complicitat que em arribat a tenir tot i que jo no facilito gaire les coses. La meva timidesa molts cops es com un mur que costa tirar a terra però ell sap com fer-ho.
Se que pot semblar de bojos masturbar-se davant una pantalla d'ordinador escrivint i llegint les sensacions que tenim un i altre. O tancar-se al bany amb el telefon per compartir els crits de plaer al arribar al orgasme.
Si a tot això li afegim els sms continus amb alguna petició morbosa. Com la de treure'm el sostenidor al bany de l'oficina y pessig arme els mugrons, o anar a comprar sense roba interior, o portar posades unes boles chineses al sopar a casa de la meva cunyada.
Cada proposta era més excitant que l'anterior i estava desitjant parlar amb ell per contar-li que havia sentit en aquells moments i que em fes volar amb les seves paraules.
No és només sexe el qual compartim. També els nostres vinyes, amb alguna diferència, coincideixen. No sigues perquè és més fàcil confiar els problemes a una persona aliena al teu entorn. M'agrada explicar-li els meves cuses. Suposo que per alleugerir la carrega d'estar tota la estona reprimint els sentiments reals. AL començament vaig pensar que m'estava enamorant. Feia tant temps que no parlava a algú d'una manera tan nua i sincera! Em va fer per i vaig estar a punt de deixar-ho córrer tot i desaparèixer. No he suportat mai la covardia, així que vaig continuar amb els conversis i el temps s'ha encarregat de posar-ho tot al seu lloc. No estic enamorada de l'Adrià simplement el desitjo. Desitjo desesperadament fer l'amor amb ell. Sentir els seus llavis sobre els meus, la seva pell, el seu ale. Ja ha arribat el taxi. Li dono l'adreça de l'hotel al xofer que em mira amb un somriure maliciós com si endevinés el qual estic a punt de fer. No hi marxa enrere. Avui coneixeré a l'Adrià. Avui els meves fantasies seran realitat.