/*Codigo para emoticonos*/

miércoles, 30 de mayo de 2007

El placer del miedo

El hotel no es gran cosa pero la habitación es grande. Una gran cama en el centro con sus dos mesitas a los lados y el baño al fondo. Una habitación grande y anónima como cualquier habitación de hotel.

Estoy nerviosa y empiezo a arrepentirme de haber venido. Esto es una locura. ¿Qué hago yo aquí esperando a un desconocido que quizás ni siquiera venga? Y si vienes... siento pánico pero no puedo negar que esta situación me excita.
Cuando te conocí ayer en aquel chat no podía imaginar que nuestra charla acabaría en una cita en un hotel barato.
Me gustó mucho tu conversación, tu forma de ver la vida, el carácter que se te intuye pero ahora tengo dudas. No sé como eres realmente ¿Y si todo fue un espejismo? ¿Y si eres un consumado actor?
Desconozco tu aspecto y tu el mío. "Nada de fotos" dijiste y me pareció bien. Nunca me he fijado en el físico de nadie pero ¿Y tú? ¿Te resultaré atractiva? Reconozco que en estos momentos mi imagen dista mucho de mi aspecto cotidiano y me siento guapa y poderosa.

"Camisón corto negro, transparente, sin nada debajo y zapatos de tacón" - ordenaste, y aquí estoy con un minivestido pegado a mi piel, unos zapatos de tacón imposible y un cosquilleo en el estómago que me impide quedarme quieta.

La barra de labios ha caído de mis manos cuando he visto tu reflejo en el espejo del baño. No me he dado cuenta de tu presencia hasta que ya estabas aquí.

Estoy asustada y noto un leve temblor en las piernas. No creí que cumplieras tu palabra. Anoche cuando hablé contigo parecías tan inseguro, pero estas aquí.

Ahora me toca a mi y no sé si me atreveré a cumplir mi parte del trato. Tu mirada me quema. Me giro lentamente y desfilo ante ti con el pecho inflado y el culo apretado, exhibiéndome.

Me arde la cara, jamás hubiera pensado que sería capaz de mostrarme de esa manera ante un extraño pero cada vez estoy más excitada.

Te has sentado en la butaca de la esquina. Tal y como escribiste no has abierto la boca. Sólo me miras con atención, preguntándote quizás, si voy a ser capaz de ir más allá.

Estoy de espaldas a ti, a los pies de la cama con las piernas abiertas. Me inclino doblándome por la cintura hasta que mi cabeza toca la colcha. La tela del vestido se sube dejando ver lo poco que escondía. Abro más las piernas de forma que puedas ver sin impedimentos como me acaricio para ti.

Tengo miedo, no consigo tranquilizarme, mi mente esta dividida en dos. Mi parte sensata dice que salga corriendo de ahí pero mi parte emocional no me deja mover y envía mensajes a mis dedos para que rocen mi clítoris tal y como me gustaría que lo hicieras tu.

Hace rato que estoy mojada, los dedos se deslizan sin problemas recorriendo los labios suaves, libres de vello. Empiezo a olvidar mis miedos, mi cuerpo pide más. Inconscientemente levanto aún más arriba mi culo y uno de mis dedos se introduce en mi vagina, despacio, como explorando y es entonces cuando te escucho por primera vez. Es tan solo un gemido pero... ummmm no sabes como me has excitado.

Me olvido del mundo, de los miedos, de la realidad, me dejo llevar y disfruto sintiendo mis dedos entrar y salir de mi interior cada vez más deprisa, con ansia. Pellizco mis pezones, me oprimo los pechos, muevo las caderas para incrementar las sensaciones. El tiempo se detiene y el orgasmo llega entre jadeos, gemidos, gritos.

Me dejo caer tal cual estoy sobre la cama, agotada. Te tumbas sobre mi, me aplastas con tu cuerpo pero me gusta, no quiero que te muevas. Me besas la nuca y me susurras con voz ronca: "Gracias"

martes, 29 de mayo de 2007

Mientras dormías

Anoche mientras dormías mis ojos no podían dejar de mirarte, reseguí el contorno de cuerpo maravillándome una vez más de que alguien como tú estuviera a mi lado.
No te imaginas el placer que me invade cuando acaricio tu espalda y lentamente, voy bajando rozando una por una tus vertebras hasta llegar al comienzo de tus nalgas. Siento como te estremeces sin despertar emitiendo leves gemidos.
Me gusta ver como se entreabren tus labios ¡Dios, que ganas de besarte! No quiero despertarte así que me conformo con pasar un dedo mojado en mi saliva por ellos, humedeciéndotelos.
Te giras dándome al espalda. "No quieres saber nada de mi, eh" - pienso mientras sonrío tontamente y me giro también quedando pegada a ti.
Mis pechos contra tu espalda, mi sexo pegado a tus nalgas, mi boca justo en tu nuca, ummmm, no puedo evitar besarte y pegarme más contra tu piel.
¡Te deseo tanto! Estoy mojada. Quiero despertarte y excitarte hasta que me pidas que suba sobre ti enterrando su sexo en el mio pero estas durmiendo tan plácidamente que me conformo con acariciar mi sexo lentamente mientras sigo pegada contra ti, oliéndote, besándote, sintiéndote.
Mi excitación hace que me licue. Mi mano ha quedado empapada en un instante. Ahogo mis gemidos, me aprieto contra ti aún más si cabe. Cuando empiezan los espasmos, empujo mi cadera hacía arriba y el orgasmo llega nublando mis sentidos. Jadeo junto a tu oído. Te abrazo con fuerza. Vuelvo a besarte y poco a poco el sueño cierra mis ojos.
No puedo evitar recordar ahora lo mucho que te quise anoche mientras dormías.